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Epoca de toros: control y manejo

La performance individual de los toros tienen una gran incidencia en la eficiencia de un establecimiento de cría bovina

La eficiencia de un establecimiento de cría bovina está determinada fundamentalmente por la cantidad de terneros que se producen, y uno de los factores que inciden directamente en este resultado es la capacidad reproductiva que tengan las vacas y los toros del rodeo. En este sentido, el toro merece un capítulo aparte, debido a que su performance individual tendrá una gran incidencia sobre los resultados finales. Si una vaca falla se perderá un ternero, mientras que si falla un toro las pérdidas pueden ser mayores, teniendo en cuenta que se espera que en el campo preñe entre 25 y 35 vacas durante la temporada de servicio.


En nuestra realidad, es común que los problemas que afectan al toro se identifiquen en el momento en que se realiza el diagnóstico de gestación. Si hubo fallas durante el servicio recién se constatan en este momento, obteniendo como resultado un bajo porcentaje de preñez, llegando tarde a la identificación del problema, con el consiguiente impacto económico.


Evaluación de la aptitud reproductiva


Para evaluar la aptitud reproductiva de un toro se consideran aspectos generales, como genético y salud clínica general y otros que hacen al aspecto netamente reproductivo, como órganos genitales, semen y la capacidad de depositar ese semen en la hembra mediante un servicio.


En cuanto a los aspectos genéticos, son importantes porque el uso de un reducido número de toros permite introducir características deseables al rodeo, como de conformación o ganancia de peso. Asimismo, debe enfatizarse como característica deseable que el toro tenga los aplomos correctos, que asegure su mayor vida útil reduciendo la posibilidad de lesiones en su aparato locomotor, y transmita esa característica a su descendencia.


La revisación anual de los toros debe incluir dos aspectos fundamentales: determinación de la aptitud reproductiva del toro a través del control clínico y genital y control sanitario para verificar la presencia de enfermedades venéreas (trichomoniasis y campylobacteriosis o vibriosis), así como de brucelosis y tuberculosis.


Durante la revisación de toros se incluyen aspectos de carácter general, como control de dientes, ojos, condición corporal y estado clínico general. Especial énfasis debe ponerse en la revisación clínica a fin de detectar problemas de visión, de columna y miembros, que interfieren en la movilidad del toro y en su habilidad para realizar el servicio.


Las sugerencias en cuanto a la edad indican que los toros no deben permanecer más de cuatro temporadas de servicios (aproximadamente a los 6-7 años de edad); debido a que reproductores más viejos tienen mayor probabilidad de padecer alguna patología física o genital y mayor susceptibilidad a las enfermedades de transmisión sexual o enfermedades venéreas.


Otro paso de la revisación clínica es el control del aparato reproductor, que incluye control de orificio prepucial, palpación de pene, medición de circunferencia escrotal y palpación de testículos y epidídimo. El tacto rectal permite evaluar los órganos reproductores internos, especialmente las vesículas seminales.


Es conveniente la revisación de los toros anticipada al momento del servicio, para conocer con tiempo la reposición necesaria.


Manejo de los toros

El manejo correcto de la torada es tan importante como la evaluación reproductiva de cada toro, para garantizar que puedan expresar esa aptitud reproductiva. Deben tenerse en cuenta las siguientes evaluaciones:


Estado Corporal: Los toros deben entrar al servicio con una condición corporal de entre 5 y 6 (considerando 1=muy flaco y 9=obeso), lo que permite que el toro pierda entre 1 a 1,5 de condición corporal durante este período sin que tenga un efecto negativo sobre su performance reproductiva. No son aconsejables condiciones corporales superiores a 6, porque sobrecargan los miembros posteriores durante el salto, haciéndolos más propensos a lesiones. Asimismo, se demostró que los toros sobrecondicionados, como se los presenta normalmente en exposiciones y remates feria, sufren una fuerte pérdida de peso por el cambio de alimentación, lo que repercute negativamente en su calidad seminal. Para asegurarse que los toros lleguen con una condición corporal adecuada, es necesario evaluarlos por lo menos 90 días antes del inicio del servicio. De esta forma, se puede realizar una suplementación energético-proteica que garantice la condición corporal adecuada.


Edad: Los toros establecen entre sí relaciones de dominancia y subordinación que afectan sus posibilidades de realizar servicios y son altamente dependientes de la edad, siendo los de mayor edad dominantes sobre los más jóvenes. Es necesario juntar los toros por edad, de tal forma que los toros de 2 ó 3 años de edad sean asignados como grupo, en lo posible, a los lotes de vaquillas. Dado que los toros jóvenes normalmente representan un aporte genético para mejorar el rodeo, es una pérdida importante si sólo producen un reducido número de terneros.


Agrupamiento: No se debe esperar hasta el inicio de la temporada de servicios para realizar los agrupamientos. Los toros de los distintos grupos deben estar en contacto entre sí por un tiempo previo al servicio. Así se evita que pierdan tiempo peleando para establecer su ranking social, desatendiendo su actividad principal que es la búsqueda y servicio de las hembras en celo. Se deben formar grupos de toros lo más homogéneos posible, teniendo en cuenta por ejemplo, que los toros astados tienden a dominar a los toros mochos y los toros europeos (Bos taurus) a los de tipo cebú (Bos indicus).


Rotación: No conviene la rotación de toros durante el período de servicio, ya que se reinicia el proceso de luchas entre ellos. Tampoco conviene reponer un toro, cuando se retira alguno del servicio por lesiones o enfermedad, porque ya una parte de las hembras estarán preñadas y los toros remanentes pueden hacerse cargo de servir al resto.


Duración del servicio: Lo ideal para mejorar la fertilidad del rodeo es efectuar, si las condiciones del campo y del rodeo lo permiten, un servicio de no más de 3 meses. De esta forma, la estación de parición será también de 3 meses, con lo cual se facilita el manejo del rodeo y de su alimentación a lo largo de todo el año, haciéndolo coincidir con la época de mayor oferta forrajera para que tanto los vientres como los toros lleguen en una buena condición corporal.


Cantidad de toros: La decisión del porcentaje de toros que se va a emplear suele estandarizarse en un 3%. Sin embargo, algunos autores sugieren que sería conveniente aumentar el porcentaje a un 4% en el caso de existir factores que pudieran llevar a un mayor aislamiento entre grupos de vacas en celo y toros, como la geografía del lugar o la utilización de potreros muy extensos con monte o sierra.

Decidido el porcentaje de toros, se deben echar todos juntos pudiendo, después de la mitad de la estación de servicio, ir disminuyendo el número hasta 1-2%, lo que será suficiente para el número de hembras que habrá en celo al final de dicha estación.


Identificación: Es fundamental poder detectar cada toro desde que ingresa al establecimiento hasta que se da de baja o muere. Esto permite saber con certeza y en cualquier momento, en qué rodeo estuvo dando servicio. Esto es muy útil para el reconocimiento a campo, frente a la ocurrencia de algún problema.


Jerarquía: Es fundamental la observación de jerarquía social entre los toros, ya que pueden ser dominantes o dominados, y esto puede comprometer el desempeño en el entore. Entre los toros de 2 años de edad, la falta de jerarquía es mayor y necesitan más tiempo para ser equilibrada. Los toros pelean más cuando no pertenecen al mismo lote de origen. Ya en los toros adultos, la jerarquía se estabiliza con más facilidad y, por lo general, cuando son distribuidos en lotes de vacas no se producen muchas agresiones. Sin embargo, muchas veces, las disputas no son visibles y apenas se producen en el momento de la monta, cuando un toro es dominante. Si los toros dominantes presentan patologías que no les permitan "trabajar" normalmente, hay riesgo de tener una disminución en las tasas de preñez, ya que no dejan trabajar a los dominados.


Recomendaciones para el recorredor:

Es importante tratar de formar al personal de campo, y remarcar la importancia que tiene su participación y registro de información durante la temporada de servicio.

  • Verificar que cada toro pertenezca a ese rodeo y no se pase a otro, luego de haber realizado la distribución de los mismos.
  • Hacer trotar para ver si claudican.
  • Observar y notificar sobre lesiones en prepucio, pene y testículos, para ver si se justifica la intervención o remoción del servicio.
  • Observar que todos los toros realicen la monta completa, que incluya "estocada" para confirmar su normal funcionamiento, y en ese momento ver si exterioriza el pene, por si hubiera alguna lesión.
  • Ver el comportamiento individual de cada toro.
  • Identificar si hubiera algún toro agresor, para sacarlo del rodeo.
  • En el caso de observarse alguna alteración de los puntos anteriores, retirar el toro, y reponerlo sólo si el problema ocurre dentro de los primeros 40 días (asumimos que el rodeo está sano y bien alimentado). Si se retira el toro luego de los 40 días de iniciado el servicio, no sería necesario reponerlo.
  • En algún rodeo donde haya un solo toro dando servicio se debería aumentar la frecuencia de recorridas (2 diarias) para tratar de detectar su correcto funcionamiento.
  • A los 40 días de iniciado el servicio se debería notar menor actividad sexual.
  • Evitar la rotación de toros por los rodeos, ya que de esta forma se propagan las enfermedades venéreas sin detectar la fuente de las mismas y se rompe el orden social existente en la torada, con las consiguientes peleas para establecerlo.

Fuente:

  • INTA Balcarce – Germán Cantón (www.inta.gob.ar)
  • INTA EEA Colonia Benítez, Chaco-Formosa – Rodolfo Stahringer

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La eficiencia de un establecimiento de cría bovina está determinada fundamentalmente por la cantidad de terneros que se producen, y uno de los factores que inciden directamente en este resultado es la capacidad reproductiva que tengan las vacas y los toros del rodeo. En este sentido, el toro merece un capítulo aparte, debido a que su performance individual tendrá una gran incidencia sobre los resultados finales. Si una vaca falla se perderá un ternero, mientras que si falla un toro las pérdidas pueden ser mayores, teniendo en cuenta que se espera que en el campo preñe entre 25 y 35 vacas durante la temporada de servicio.


En nuestra realidad, es común que los problemas que afectan al toro se identifiquen en el momento en que se realiza el diagnóstico de gestación. Si hubo fallas durante el servicio recién se constatan en este momento, obteniendo como resultado un bajo porcentaje de preñez, llegando tarde a la identificación del problema, con el consiguiente impacto económico.


Evaluación de la aptitud reproductiva


Para evaluar la aptitud reproductiva de un toro se consideran aspectos generales, como genético y salud clínica general y otros que hacen al aspecto netamente reproductivo, como órganos genitales, semen y la capacidad de depositar ese semen en la hembra mediante un servicio.


En cuanto a los aspectos genéticos, son importantes porque el uso de un reducido número de toros permite introducir características deseables al rodeo, como de conformación o ganancia de peso. Asimismo, debe enfatizarse como característica deseable que el toro tenga los aplomos correctos, que asegure su mayor vida útil reduciendo la posibilidad de lesiones en su aparato locomotor, y transmita esa característica a su descendencia.


La revisación anual de los toros debe incluir dos aspectos fundamentales: determinación de la aptitud reproductiva del toro a través del control clínico y genital y control sanitario para verificar la presencia de enfermedades venéreas (trichomoniasis y campylobacteriosis o vibriosis), así como de brucelosis y tuberculosis.


Durante la revisación de toros se incluyen aspectos de carácter general, como control de dientes, ojos, condición corporal y estado clínico general. Especial énfasis debe ponerse en la revisación clínica a fin de detectar problemas de visión, de columna y miembros, que interfieren en la movilidad del toro y en su habilidad para realizar el servicio.


Las sugerencias en cuanto a la edad indican que los toros no deben permanecer más de cuatro temporadas de servicios (aproximadamente a los 6-7 años de edad); debido a que reproductores más viejos tienen mayor probabilidad de padecer alguna patología física o genital y mayor susceptibilidad a las enfermedades de transmisión sexual o enfermedades venéreas.


Otro paso de la revisación clínica es el control del aparato reproductor, que incluye control de orificio prepucial, palpación de pene, medición de circunferencia escrotal y palpación de testículos y epidídimo. El tacto rectal permite evaluar los órganos reproductores internos, especialmente las vesículas seminales.


Es conveniente la revisación de los toros anticipada al momento del servicio, para conocer con tiempo la reposición necesaria.


Manejo de los toros

El manejo correcto de la torada es tan importante como la evaluación reproductiva de cada toro, para garantizar que puedan expresar esa aptitud reproductiva. Deben tenerse en cuenta las siguientes evaluaciones:


Estado Corporal: Los toros deben entrar al servicio con una condición corporal de entre 5 y 6 (considerando 1=muy flaco y 9=obeso), lo que permite que el toro pierda entre 1 a 1,5 de condición corporal durante este período sin que tenga un efecto negativo sobre su performance reproductiva. No son aconsejables condiciones corporales superiores a 6, porque sobrecargan los miembros posteriores durante el salto, haciéndolos más propensos a lesiones. Asimismo, se demostró que los toros sobrecondicionados, como se los presenta normalmente en exposiciones y remates feria, sufren una fuerte pérdida de peso por el cambio de alimentación, lo que repercute negativamente en su calidad seminal. Para asegurarse que los toros lleguen con una condición corporal adecuada, es necesario evaluarlos por lo menos 90 días antes del inicio del servicio. De esta forma, se puede realizar una suplementación energético-proteica que garantice la condición corporal adecuada.


Edad: Los toros establecen entre sí relaciones de dominancia y subordinación que afectan sus posibilidades de realizar servicios y son altamente dependientes de la edad, siendo los de mayor edad dominantes sobre los más jóvenes. Es necesario juntar los toros por edad, de tal forma que los toros de 2 ó 3 años de edad sean asignados como grupo, en lo posible, a los lotes de vaquillas. Dado que los toros jóvenes normalmente representan un aporte genético para mejorar el rodeo, es una pérdida importante si sólo producen un reducido número de terneros.


Agrupamiento: No se debe esperar hasta el inicio de la temporada de servicios para realizar los agrupamientos. Los toros de los distintos grupos deben estar en contacto entre sí por un tiempo previo al servicio. Así se evita que pierdan tiempo peleando para establecer su ranking social, desatendiendo su actividad principal que es la búsqueda y servicio de las hembras en celo. Se deben formar grupos de toros lo más homogéneos posible, teniendo en cuenta por ejemplo, que los toros astados tienden a dominar a los toros mochos y los toros europeos (Bos taurus) a los de tipo cebú (Bos indicus).


Rotación: No conviene la rotación de toros durante el período de servicio, ya que se reinicia el proceso de luchas entre ellos. Tampoco conviene reponer un toro, cuando se retira alguno del servicio por lesiones o enfermedad, porque ya una parte de las hembras estarán preñadas y los toros remanentes pueden hacerse cargo de servir al resto.


Duración del servicio: Lo ideal para mejorar la fertilidad del rodeo es efectuar, si las condiciones del campo y del rodeo lo permiten, un servicio de no más de 3 meses. De esta forma, la estación de parición será también de 3 meses, con lo cual se facilita el manejo del rodeo y de su alimentación a lo largo de todo el año, haciéndolo coincidir con la época de mayor oferta forrajera para que tanto los vientres como los toros lleguen en una buena condición corporal.


Cantidad de toros: La decisión del porcentaje de toros que se va a emplear suele estandarizarse en un 3%. Sin embargo, algunos autores sugieren que sería conveniente aumentar el porcentaje a un 4% en el caso de existir factores que pudieran llevar a un mayor aislamiento entre grupos de vacas en celo y toros, como la geografía del lugar o la utilización de potreros muy extensos con monte o sierra.

Decidido el porcentaje de toros, se deben echar todos juntos pudiendo, después de la mitad de la estación de servicio, ir disminuyendo el número hasta 1-2%, lo que será suficiente para el número de hembras que habrá en celo al final de dicha estación.


Identificación: Es fundamental poder detectar cada toro desde que ingresa al establecimiento hasta que se da de baja o muere. Esto permite saber con certeza y en cualquier momento, en qué rodeo estuvo dando servicio. Esto es muy útil para el reconocimiento a campo, frente a la ocurrencia de algún problema.


Jerarquía: Es fundamental la observación de jerarquía social entre los toros, ya que pueden ser dominantes o dominados, y esto puede comprometer el desempeño en el entore. Entre los toros de 2 años de edad, la falta de jerarquía es mayor y necesitan más tiempo para ser equilibrada. Los toros pelean más cuando no pertenecen al mismo lote de origen. Ya en los toros adultos, la jerarquía se estabiliza con más facilidad y, por lo general, cuando son distribuidos en lotes de vacas no se producen muchas agresiones. Sin embargo, muchas veces, las disputas no son visibles y apenas se producen en el momento de la monta, cuando un toro es dominante. Si los toros dominantes presentan patologías que no les permitan "trabajar" normalmente, hay riesgo de tener una disminución en las tasas de preñez, ya que no dejan trabajar a los dominados.


Recomendaciones para el recorredor:

Es importante tratar de formar al personal de campo, y remarcar la importancia que tiene su participación y registro de información durante la temporada de servicio.

  • Verificar que cada toro pertenezca a ese rodeo y no se pase a otro, luego de haber realizado la distribución de los mismos.
  • Hacer trotar para ver si claudican.
  • Observar y notificar sobre lesiones en prepucio, pene y testículos, para ver si se justifica la intervención o remoción del servicio.
  • Observar que todos los toros realicen la monta completa, que incluya "estocada" para confirmar su normal funcionamiento, y en ese momento ver si exterioriza el pene, por si hubiera alguna lesión.
  • Ver el comportamiento individual de cada toro.
  • Identificar si hubiera algún toro agresor, para sacarlo del rodeo.
  • En el caso de observarse alguna alteración de los puntos anteriores, retirar el toro, y reponerlo sólo si el problema ocurre dentro de los primeros 40 días (asumimos que el rodeo está sano y bien alimentado). Si se retira el toro luego de los 40 días de iniciado el servicio, no sería necesario reponerlo.
  • En algún rodeo donde haya un solo toro dando servicio se debería aumentar la frecuencia de recorridas (2 diarias) para tratar de detectar su correcto funcionamiento.
  • A los 40 días de iniciado el servicio se debería notar menor actividad sexual.
  • Evitar la rotación de toros por los rodeos, ya que de esta forma se propagan las enfermedades venéreas sin detectar la fuente de las mismas y se rompe el orden social existente en la torada, con las consiguientes peleas para establecerlo.

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