Por josé Gamondi on Martes, 28 Julio 2020
Categoría: InfoGen

Historias de crotos

Muchos fueron los que pasaron por la crotera del campo de San Jorge, pero algunas historias dejaron su huella en nuestro colaborador Daniel Lecointre. 

Por Daniel Lecointre, para Zona Campo.

PARA LOS QUE DICEN QUE ``NADIE SE MUERE DE AMOR´´

La primera noticia que tuvimos del hombre que les voy a presentar ahora, nos la dio el doctor Lafosse. El dentista de mí niñez, y de toda la familia. Cuando el torno funcionaba a pedal, y había que demostrar la rara habilidad de la disociación y el pulso. Nos contó que cuando venía en la ruta, le llamo la atención un caminante. Iba en su misma dirección,pero con un andar muy raro. Le toco bocina, lo saludo, hizo unos pocos metros y noto que había pinchado un neumático. Se detuvo, y maldiciendo la mala suerte se dispuso a cambiarla.

A los pocos minutos el hombre estaba a su lado. Cuando el doctor nos refirióeste encuentro, se notaba en él cierta sorpresa e incertidumbre. ``- sin dudas es un croto, sin dudas está loco, pero tenía un vocabulario y una terminología que me asombró. En su decir había cosas lógicas mezclados con verdaderos disparates. Cuando le rebele mi profesión antes de despedirnos, me dijo que él era doctor en química-´´ Esto fue lo que nos contó el doctor.


Nos llamó la atención que no lo teníamos visto. Tan luego nosotros, que éramos expertos en crotos. A los pocos días, el personaje estaba llegando a casa.

El saludo fue normal, solo alterado por alguna mueca involuntaria, y un giro completo sobre sus pies después de darnos la mano. Su cara mostraba rasgos delicados, aunque algunas arrugas inoportunas, indicaban el trauma. La cabeza descubierta dejaba ver un pelo largo y ensortijado. Tenía los ojos más tristes que vi en mi vida.

Le indicamos los aposentos, el sitio de la leña y el agua. Se quedó varios días.A veces cuando caminaba movía los brazos `` como manoteando el viento´´ Aunque ya había adoptado la costumbre de todos los `linye´: la de estar horas y horas mirándose las manos. Se portó siempre correctamente. Solo le tuvimos que pedir que no se bañara desnudo en la bomba de los corrales de las ovejas. En la casa había mujeres y… no quedaba bien.

Yo buscaba su trato, quería saber quién era, que le pasaba ``-¿Viene de lejos?-´´ le pregunte ´´-Si…no…no se... pero yo no fui el que bombardeo Londres. Dios mío, cómo caían las bombas ¿Usted las vio?-´´ me respondió muy serio. ``-Si…si, las vi, destruyeron todo-´´ dije para no contradecirlo. 

Ese día habíamos ido al pueblo. Compramos unos postes en lo de Erenchun, tornillos en Gómez y Cortázar. En lo de Alfredo Chiste dejamos los papeles para liquidar rédito, (porque a Izaguirre, nuestro tenedor de libros, le habían cortado una pierna) Y por último, alzamos unas revistas en Las Novedades. Me di cuenta que le llamaban la atención las revistas. ``-Tome, le dejo una para que lea-´´le ofrecí, y la acepto con entusiasmo. En la tapa había unas chicas tomando sol en la playa, y yo como para decir algo acote``-A…como las mira he…-´´Se le cambio la cara, se puso muy serio ``-no…no, es peligroso…es malo. No eso no…´´ Me dijo y dio vuelta la página para no verlas.

Yo estaba incordioso, no podía descifrar el misterio de esa cabeza desbarrancada. Hasta que me acorde de un detalle en los dichos del doctor. Busque un olvidado manual de química y copie en una hoja varias fórmulas, pero a todas las deje inconclusas o con algún error y salí para la crotera. Lo encontré hablando solo, ensimismado en un discurso lleno de ademanes. Pedí permiso y le dije:``-Mañana tengo un examen en la escuela, quizá usted me pueda ayudar con esto-´´ mientras le acercaba la hoja y el lápiz. Otra vez se transformó su cara, pero ahora parecía la de un niño que había encontrado un viejo juguete perdido. Las miro hipnotizado, y las comenzó a corregir con una sonrisa de antiguo placer.

Al otro día cuando lo fui a ver, ya no estaba, se había ido. Dejo la revista y el lápiz en el tronco donde se sentaba. Cuando las tome, vi decenas de fórmulas y ecuaciones. Se había explayado, ya sin temor, hasta en los glúteos generosos de las chicas de la tapa.

Un día vimos llegar un auto desconocido. Se bajaron un hombre y una mujer. No sé porque, pero tuve la impresión de haber visto esa cara alguna vez. Ella se presentó, dijo que el señor era su marido y nos contó el porqué de su visita, mientras nos entregaba una foto que saco de la cartera. Aunque nosotros lo habíamos visto sucio, desprolijo y despeinado, lo reconocimos inmediatamente. La pobre mujer quería disimular la ansiedad, mientras nuestros ojos estudiaban las facciones en el papel. ``-Es mi papa cuando era joven, sé que está desquiciado, hace años que lo busco, me han dicho que lo han visto por aquí-´´ pregunto ella, casi exigiéndonos un sí. Ahora el ansioso era yo ``-ese hombre estuvo aquí hace mucho…¿te acordás tío? El…el…del doctor Lafosse-´´ No pude con mi genio y le conté también lo sucedido con las formulas. Los tíos, más aplomados le explicaron ordenadamente lo poco que sabíamos de él.

Vi en los ojos de la chica la misma tristeza que había visto en los de aquel hombre. Derramo unas lágrimas cansadas, dijo que era profesora de literatura y nos contó la historia.``-Si…mi papá es doctor en química. Trabajaba en una empresa internacional y fue profesor de una cátedra. Pero un día llego a la casa y encontró a mi mama con otro hombre-´´ LLegó hasta ahí el relato, y no pudo más.

Los invitamos a pasar, tía Queta sirvió un café con leche y un platito de bay biscuit (sin dudas, hijos naturales de un bizcochuelo fracasado) Todos estábamos callados, solo se escuchaba el sonido de la cucharita revolviendo los terrones de azúcar y la leña ardiendo en la cocina. Lloraba en silencio, el marido la consoló y pudo continuar. ``-Eso lo mato. El creía que su esposa era para siempre. El la veía como algo tan determinado e incambiable como lo es una mamá. Una mitad de su todo. Después de lo sucedido, se sintió sin medio cuerpo, sin medio corazón, ya no era un ser humano…era solo una cosa-´´ 

``- Mi mama no cuido su dolor,no se hizo cargo del asesinato. Le dijo que no fuera tan dramático, ``ya se te va a pasar. Además NADIE SE MUERE DE AMOR´´


``-No lo volví a ver jamás. Primero lo busque en los hospitales, después en las listas de los cementerios.Un tiempo publique su foto en el diario, hasta que un día, alguien dijo haberlo visto sentado en una alcantarilla y que ya estaba loco. Desde entonces recorremos esta ruta, entramos a los campos, a las comisarias. Esto que ustedes me contaron, coincide con otros vecinos que también lo han visto. Me hacen ilusionar, siento que por fin, estoy cerca de encontrarlo-´

No sé porque, a tío Cacho (Arístides Rene se llamaba, inspiración de mi abuelo, en agradecimiento a dos héroes franceses de la primer guerra mundial) decía, que no sé porque a tío Cacho se le dio por preguntar: ``- ¿y su mamá?-´´ ``-Allá esta-´´contesto la hija,``- Sola…el hombre que ella amaba, al tiempo se fue con otra mujer. Después de eso, ella también comprendió, que no solo se le había muerto un amor. Se muere ``el´´ amor. Ahora esta incrédula y desconfiada de todos… y de ella misma por su puesto-´´ Y acoto, pensando quizá en su propia pareja``-Cuando no le cuidamos la salud al amor. Cuando lo hacemos caminar por lugares inseguros, entonces se transforma en un juego peligroso y vulgar-´´


Yo no pude con mi genio, y también filosofe, solo que en voz baja``-No sé por qué asocian el corazón con el amor. Si el solo se acelera, o tiene palpitaciones. El que hace todo es el cerebro y a este hombre se le rompió. Por eso, de ahí en adelante, su corazón, sin la influencia del de arriba, ya no tuvo más alteraciones de amor-´´


Se despidieron de nosotros con un dulce agradecimiento ``-por haber cuidado a mi papá-´´ dijo la chica mirándonos a los ojos. El tío le aconsejo que fuera a la comisaria y además pusiera la foto y elnúmero de teléfono en los comercios del pueblo.``- Sin dudas, todos los que lo conocen en la zona, te van a llamar-´´ le dijo.

Al tiempo, tío cacho llego del pueblo con la novedad del hallazgo. Sin dudas la hija supo que había encontrado a su padre. Lo que no se si el pobre hombre entendió, que esa mujer que lo abrazaba desesperadamente era su hija.

Pocos años después, la chica volvió a llamar a la comisaria, para agradecer y decirles que su papá había muerto. Su papá…o lo poco que quedaba de él. 

Acerca de Daniel Lecointre
El autor es nacido, vive y trabaja en el campo, en la zona de San Jorge, Partido de Laprida. En su sentir y sus palabras, esto es así desde hace más de 120 años, por los tiempos en que su abuelo llegó a esos pagos. Para comunicarse con el autor pueden llamarlo al 2284 215445 (no lo intenten vía Whatsapp, el 4G y el Wi-fi no han pasado todavía por la tranquera de su campo). De vez en cuando revisa el correo electrónico (enviar e-mail) y algunas veces su perfil en Facebook 

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