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La sarna bovina vuelve a tener un papel protagónico

El INTA Balcarce alerta sobre numerosas consultas sobre presencia de sarna en bovinos. Diagnóstico y tratamiento

La sarna psoróptica bovina es una dermatitis alérgica (aguda, sub-aguda o crónica) causada por ácaros del género Psoroptes. Éstos se alimentan sobre la superficie de la piel, cumpliendo todo su ciclo de vida (huevo-larva-ninfa y adulto) sobre el mismo hospedador.


El ácaro se trasmite generalmente por contacto directo entre los bovinos, y las formas clínicas más severas se presentan principalmente en el invierno (con excepciones), resolviéndose en forma parcial durante el verano (sarna latente). El fenómeno de la sarna latente es fundamental para el control y la erradicación de esta ectoparasitosis. En el otoño, las poblaciones comienzan a aumentar dando lugar a los brotes típicos de sarna durante esta estación así como en el invierno.
La alimentación de los ácaros produce vesículas en la piel que se rompen, exudan suero y forman pústulas y costras. La enfermedad compromete seriamente el bienestar y la productividad animal debido al prurito intenso, a los daños de la piel, a las pérdidas de peso e incluso por la muerte de los animales severamente afectados. Las lesiones de la sarna generalmente remiten en verano hasta la desaparición de los síntomas con muy bajo número de ácaros y esto puede ocurrir debido a la baja humedad, la mayor temperatura y luz solar, causando menor reproducción y mayor mortalidad parasitaria.


Antecedentes y situación nacional

En toda el área central de nuestro país, la sarna bovina fue la parasitosis endémica de mayor importancia económica hasta fines de la década de los '90 del siglo pasado. Si bien nunca desapareció de nuestro ganado de carne o leche, la presencia e importancia de la sarna comenzó a declinar significativamente con el ingreso al mercado veterinario argentino de los endectocidas (lactonas macrocíclicas) especialmente de la ivermectina. Por su seguridad y practicidad, esta droga revolucionó el tratamiento de la sarna y, como consecuencia de su uso generalizado, (para el control de sarna pero también para el de nematodes gastrointestinales), la prevalencia de esta ectoparasitosis bovina disminuyó drásticamente hacia inicios de la década del año 2000.


Sin embargo, en los últimos años, parece existir un aumento en el número de casos de sarna en bovinos de carne o leche en las provincias de Santa Fe y Córdoba. La reaparición de casos de sarna psoróptica en feed lot también ha sido informada en la provincia de Buenos Aires.


Probablemente, una de las causas que ha favorecido este aumento de la sarna bovina es el desarrollo generalizado de resistencia de los nematodes gastrointestinales a las lactonas macrocíclicas, y el reemplazo de las mismas por otras drogas antihelmínticas específicas (como levamisoles y bencimidazoles) sin actividad acaricida.

Asimismo, la creciente intensificación de la producción bovina de carne y leche regional (feed lot, tambos estabulados, free stall, patios de comida, etc.) está produciendo condiciones sin precedentes del contacto entre los bovinos, lo que favorece la diseminación del ácaro. En los sistemas de feed lot, por ejemplo, el diagnóstico y el control de la sarna bovina se está complicando por la dificultad de identificar las formas latentes de sarna así como por el transporte, las incorporaciones constantes y la reasignación de lotes dentro de los corrales.


Las pérdidas económicas por sarna pueden ser importantísimas en estos sistemas intensivos de producción de carne. Pero, independientemente de las pérdidas económicas directas, el bienestar animal en la sarna psoróptica y chorióptica (especialmente en la primera) está muy comprometido. Su presencia es incompatible con los sistemas productivos actuales, por lo cual veterinarios y productores deberían prestar especial cuidado al diagnóstico y al tratamiento temprano de esta parasitosis.


Diagnóstico y tratamiento

Si bien las lesiones (dermatitis) y signos (prurito intenso) son sugestivas de la presencia de sarna, el diagnóstico de laboratorio temprano es esencial para la identificación correcta del tipo de ácaro actuante (Chorioptes o Psoroptes ) ya que el tratamiento puede ser diferente.


El tratamiento de la sarna chorióptica generalmente produce buenos resultados con acaricidas fosoforados, piretroides, formamidinas y con lactonas macrocíclicas como avermectinas y milbemicina. En producción de leche -y con este tipo de sarna- la problemática de los residuos puede ser evitada con el uso de eprinomectina, una avermectina formulada como pour on con buena eficacia contra este tipo de sarna y sin restricciones post tratamiento.

Por el contario, el tratamiento de la sarna psoróptica presenta un desafío mucho mayor. En este caso, es imperativo que los tratamientos se realicen sobre todo el grupo animal y no solo en aquellos que manifiesten signos clínicos.

El género Psoroptes presenta mayor patogenicidad y menor susceptibilidad a las drogas para su tratamiento. Así, por ejemplo la eprinomectina ayuda en el control pero no elimina las colonias de este ácaro mientas que otras avermecinas inyectables (ivermectina, doramectina, abamectina y doramectina) o milbemicinas (moxidectin) se muestran eficaces, pero la problemática de los residuos prácticamente las excluye del uso en vacas en lactancia, y puede restringir su aplicación en animales próximos a su terminación dentro de los feed lots.


En el pasado reciente, la presencia de residuos de ivermectina en carnes termoprocesadas de exportación produjo severas pérdidas económicas en nuestro país. En animales con lesiones de sarna psoróptica circunscriptas, así como donde la eliminación de residuos debe ser de máxima consideración, tal como vacas lecheras en lactancia o fases finales de engorde, la aplicación de piretroides como la flumetrina pour on puede ser una alternativa práctica. Los baños por inmersión o aspersión con formamidinas, también se han mostrado con alta eficacia y muy seguros en lo que a residuos en carne o leche se refiere, aunque su implementación suele ser engorrosa y requieren de considerable tiempo y mano de obra.

En bovinos cuya carne o leche no va a ingresar en el consumo humano inmediato o mediato, sin dudas y por su practicidad y eficacia, las avermectinas (ivermectina, abamectina y doramectina) y milbemicinas inyectables (moxidectina) constituyen el tratamiento de elección. En general, en nuestro país es preferible un esquema de doble tratamiento para evitar los errores propios de condiciones de campo (subdosificaciones o animales que no son tratados).

Desde su introducción al mercado veterinario, estas drogas han mostrado una alta eficacia aunque en la última década y en Europa han sido documentadas algunas fallas de tratamiento en bovinos de feed lot incluso con doble aplicación de ivermectina. En estos sistemas productivos también han sido informadas diferentes eficacias con diferentes formulaciones de ivermectina al 1%.


Fuente:

  • Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado (SDVE) del INTA Balcarce
  • Sarna psoróptica bovina. ¿El regreso de un viejo enemigo al área central de la Argentina? – INTA (www.inta.gob.ar)

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El ácaro se trasmite generalmente por contacto directo entre los bovinos, y las formas clínicas más severas se presentan principalmente en el invierno (con excepciones), resolviéndose en forma parcial durante el verano (sarna latente). El fenómeno de la sarna latente es fundamental para el control y la erradicación de esta ectoparasitosis. En el otoño, las poblaciones comienzan a aumentar dando lugar a los brotes típicos de sarna durante esta estación así como en el invierno.
La alimentación de los ácaros produce vesículas en la piel que se rompen, exudan suero y forman pústulas y costras. La enfermedad compromete seriamente el bienestar y la productividad animal debido al prurito intenso, a los daños de la piel, a las pérdidas de peso e incluso por la muerte de los animales severamente afectados. Las lesiones de la sarna generalmente remiten en verano hasta la desaparición de los síntomas con muy bajo número de ácaros y esto puede ocurrir debido a la baja humedad, la mayor temperatura y luz solar, causando menor reproducción y mayor mortalidad parasitaria.


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En toda el área central de nuestro país, la sarna bovina fue la parasitosis endémica de mayor importancia económica hasta fines de la década de los '90 del siglo pasado. Si bien nunca desapareció de nuestro ganado de carne o leche, la presencia e importancia de la sarna comenzó a declinar significativamente con el ingreso al mercado veterinario argentino de los endectocidas (lactonas macrocíclicas) especialmente de la ivermectina. Por su seguridad y practicidad, esta droga revolucionó el tratamiento de la sarna y, como consecuencia de su uso generalizado, (para el control de sarna pero también para el de nematodes gastrointestinales), la prevalencia de esta ectoparasitosis bovina disminuyó drásticamente hacia inicios de la década del año 2000.


Sin embargo, en los últimos años, parece existir un aumento en el número de casos de sarna en bovinos de carne o leche en las provincias de Santa Fe y Córdoba. La reaparición de casos de sarna psoróptica en feed lot también ha sido informada en la provincia de Buenos Aires.


Probablemente, una de las causas que ha favorecido este aumento de la sarna bovina es el desarrollo generalizado de resistencia de los nematodes gastrointestinales a las lactonas macrocíclicas, y el reemplazo de las mismas por otras drogas antihelmínticas específicas (como levamisoles y bencimidazoles) sin actividad acaricida.

Asimismo, la creciente intensificación de la producción bovina de carne y leche regional (feed lot, tambos estabulados, free stall, patios de comida, etc.) está produciendo condiciones sin precedentes del contacto entre los bovinos, lo que favorece la diseminación del ácaro. En los sistemas de feed lot, por ejemplo, el diagnóstico y el control de la sarna bovina se está complicando por la dificultad de identificar las formas latentes de sarna así como por el transporte, las incorporaciones constantes y la reasignación de lotes dentro de los corrales.


Las pérdidas económicas por sarna pueden ser importantísimas en estos sistemas intensivos de producción de carne. Pero, independientemente de las pérdidas económicas directas, el bienestar animal en la sarna psoróptica y chorióptica (especialmente en la primera) está muy comprometido. Su presencia es incompatible con los sistemas productivos actuales, por lo cual veterinarios y productores deberían prestar especial cuidado al diagnóstico y al tratamiento temprano de esta parasitosis.


Diagnóstico y tratamiento

Si bien las lesiones (dermatitis) y signos (prurito intenso) son sugestivas de la presencia de sarna, el diagnóstico de laboratorio temprano es esencial para la identificación correcta del tipo de ácaro actuante (Chorioptes o Psoroptes ) ya que el tratamiento puede ser diferente.


El tratamiento de la sarna chorióptica generalmente produce buenos resultados con acaricidas fosoforados, piretroides, formamidinas y con lactonas macrocíclicas como avermectinas y milbemicina. En producción de leche -y con este tipo de sarna- la problemática de los residuos puede ser evitada con el uso de eprinomectina, una avermectina formulada como pour on con buena eficacia contra este tipo de sarna y sin restricciones post tratamiento.

Por el contario, el tratamiento de la sarna psoróptica presenta un desafío mucho mayor. En este caso, es imperativo que los tratamientos se realicen sobre todo el grupo animal y no solo en aquellos que manifiesten signos clínicos.

El género Psoroptes presenta mayor patogenicidad y menor susceptibilidad a las drogas para su tratamiento. Así, por ejemplo la eprinomectina ayuda en el control pero no elimina las colonias de este ácaro mientas que otras avermecinas inyectables (ivermectina, doramectina, abamectina y doramectina) o milbemicinas (moxidectin) se muestran eficaces, pero la problemática de los residuos prácticamente las excluye del uso en vacas en lactancia, y puede restringir su aplicación en animales próximos a su terminación dentro de los feed lots.


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En bovinos cuya carne o leche no va a ingresar en el consumo humano inmediato o mediato, sin dudas y por su practicidad y eficacia, las avermectinas (ivermectina, abamectina y doramectina) y milbemicinas inyectables (moxidectina) constituyen el tratamiento de elección. En general, en nuestro país es preferible un esquema de doble tratamiento para evitar los errores propios de condiciones de campo (subdosificaciones o animales que no son tratados).

Desde su introducción al mercado veterinario, estas drogas han mostrado una alta eficacia aunque en la última década y en Europa han sido documentadas algunas fallas de tratamiento en bovinos de feed lot incluso con doble aplicación de ivermectina. En estos sistemas productivos también han sido informadas diferentes eficacias con diferentes formulaciones de ivermectina al 1%.


Fuente:

  • Servicio de Diagnóstico Veterinario Especializado (SDVE) del INTA Balcarce
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