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Con gusto o sin gusto, la sarna pica... y complica

Vieja como el mundo, pero con un rebrote reciente, esta enfermedad produce pérdidas importantes, evitables con un diagnóstico y tratamiento adecuados  

Exclusivo ZonaCampo 

 Hasta la aparición de los antiparasitarios inyectables, los bañaderos eran instalaciones obligadas y funcionales en los campos ganaderos de la zona pampeana. Con el tiempo fueron quedando en desuso, gracias a la "magia" de los nuevos productos, ya que enfermedades como sarna y piojo resultaban fácilmente controlables.


Reconvertidos en depósitos, fosas, basureros o incluso tapados, hace algunos años han vuelto a estar presentes en charlas de matera porque "la ivermectina no funciona más".


Desde ZonaCampo.com.ar  muchas veces hemos abordado la necesidad de paliar la resistencia parasitaria a través de buenas prácticas y asesoramiento profesional, por eso consultamos a los veterinarios especialistas en parasitología César Fiel y Pedro Steffan


"Cierto es que la enfermedad conocida como sarna no es precisamente nueva. Las primeras referencias se remontan al 1200 A.C. en época de Moisés, y se cita en la Biblia, prohibiéndose expresamente la ofrenda de animales "roñosos" en alusión a sarnosos. Pero también es cierto que en los últimos 5 o 6 años el aumento de casos otoño-invernales ha sido progresivo, motivando consultas permanentes de asesores veterinarios de la zona centro del país, las que tienen como eje la gravedad de los cuadros clínicos y, especialmente, la falla en los tratamientos con inyectables", asegura Fiel.


"La sarna es una enfermedad de alta contagiosidad, lo cual se agrava aún más en condiciones de encierre o trabajos de manga. Pero siendo que el ácaro causal (Psoroptes bovis) es lo que se llama un "parásito obligado" que debe pasar toda su vida sobre el animal, resulta un blanco fácil del antisárnico, si las cosas se hacen como es debido. A priori, es un parásito fácilmente erradicable", apunta Steffan.


Los profesionales expresan que el control de sarna es fundamental, ya que las pérdidas productivas son cuantiosas, puesto que se informan mermas superiores a los 40 kpv en 8 semanas en feedlot, y de unos 12 k.p.v. en el mismo período bajo condiciones pastoriles.


"Los productos antisárnicos superan pruebas muy rigurosas por SENASA, y los baños de inmersión o aspersión son tratamientos que no siempre son posibles, por lo cual la eficacia y practicidad llevaron a los ganaderos a usar avermectinas y/o milbemicinas", indica Steffan.


Según el profesional, cualquier medicación o estrategia de aplicación realizada cumpliendo las indicaciones del marbete y las medidas apropiadas de manejo, debe eliminar eficazmente la sarna de los campos, aclarándose que es necesaria una actitud responsable tanto del manejo de la tropa (encierre de todos los animales), como del manejo de la jeringa, asegurando que toda la dosis quede retenida en el tejido subcutáneo.


"La pregunta que surge invariablemente es, entonces ¿por qué hay tanta dificultad para curar la sarna? Hay varias causales, vinculadas en la mayoría de los casos a problemas con el manejo del producto, que van desde diagnóstico, aplicación y ajuste de dosis, o con el manejo de la tropa, antes y después del tratamiento", agrega César Fiel.


"En cuanto a diagnóstico, se suele confundir sarna con piojera, siendo que los dos cuadros y tratamientos son diferentes. También se suelen hacer aplicaciones intramusculares, cuando en realidad hay que asegurar la vía subcutánea, e incluso se llega a pérdidas y derrames de producto por aplicación indebida, y subdosificación que atenta contra la eficacia del inyectable. También es importante que los productos estén protegidos de la exposición directa a la luz solar, y que en su marbete indiquen expresamente su utilización para sarna psoróptica en bovinos, lo que indica que superó la prueba oficial de eficacia, de cien por ciento, y es muy recomendable utilizar productos de calidad reconocida", añade.


"El otro tema pasa por un manejo equivocado de la tropa, tanto al momento del encierre como posterior. Si no se trata la tropa completa, un solo animal que quede sin dosificar asegura el fracaso del tratamiento, convirtiéndose en fuente de infección con reaparición de casos clínicos en el término del mes pos tratamiento. Y aún en ese caso, hay que cuidar de no mezclar tropas hasta 2 semanas posteriores a la aplicación de los productos al 1% (y 4 semanas para los de alta concentración), debido a que la eficacia absoluta (100%) se alcanza poco antes de los 14 días pos tratamiento para los primeros y entre 21 y 28 días para los de alta concentración", enfatiza Steffan.


Como cierre los profesionales remarcan que la sarna de los bovinos se puede prevenir y hasta erradicar en los establecimientos ganaderos, si se implementa un programa basado en estas pautas mencionadas, uso adecuado de antisárnicos inyectables y el manejo apropiado de los animales tratados. Como recomendaciones generales, agregan que la sarna no se trasmite entre ovinos y vacunos, pero en el caso de ingreso de animales ajenos al sistema, deberían desparasitarse y estar aislados 2 semanas antes de incorporarlos al rodeo. También recomiendan evitar el contacto con hacienda vecina, a través del mantenimiento correcto de los alambrados linderos del campo. 


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Reconvertidos en depósitos, fosas, basureros o incluso tapados, hace algunos años han vuelto a estar presentes en charlas de matera porque "la ivermectina no funciona más".


Desde ZonaCampo.com.ar  muchas veces hemos abordado la necesidad de paliar la resistencia parasitaria a través de buenas prácticas y asesoramiento profesional, por eso consultamos a los veterinarios especialistas en parasitología César Fiel y Pedro Steffan


"Cierto es que la enfermedad conocida como sarna no es precisamente nueva. Las primeras referencias se remontan al 1200 A.C. en época de Moisés, y se cita en la Biblia, prohibiéndose expresamente la ofrenda de animales "roñosos" en alusión a sarnosos. Pero también es cierto que en los últimos 5 o 6 años el aumento de casos otoño-invernales ha sido progresivo, motivando consultas permanentes de asesores veterinarios de la zona centro del país, las que tienen como eje la gravedad de los cuadros clínicos y, especialmente, la falla en los tratamientos con inyectables", asegura Fiel.


"La sarna es una enfermedad de alta contagiosidad, lo cual se agrava aún más en condiciones de encierre o trabajos de manga. Pero siendo que el ácaro causal (Psoroptes bovis) es lo que se llama un "parásito obligado" que debe pasar toda su vida sobre el animal, resulta un blanco fácil del antisárnico, si las cosas se hacen como es debido. A priori, es un parásito fácilmente erradicable", apunta Steffan.


Los profesionales expresan que el control de sarna es fundamental, ya que las pérdidas productivas son cuantiosas, puesto que se informan mermas superiores a los 40 kpv en 8 semanas en feedlot, y de unos 12 k.p.v. en el mismo período bajo condiciones pastoriles.


"Los productos antisárnicos superan pruebas muy rigurosas por SENASA, y los baños de inmersión o aspersión son tratamientos que no siempre son posibles, por lo cual la eficacia y practicidad llevaron a los ganaderos a usar avermectinas y/o milbemicinas", indica Steffan.


Según el profesional, cualquier medicación o estrategia de aplicación realizada cumpliendo las indicaciones del marbete y las medidas apropiadas de manejo, debe eliminar eficazmente la sarna de los campos, aclarándose que es necesaria una actitud responsable tanto del manejo de la tropa (encierre de todos los animales), como del manejo de la jeringa, asegurando que toda la dosis quede retenida en el tejido subcutáneo.


"La pregunta que surge invariablemente es, entonces ¿por qué hay tanta dificultad para curar la sarna? Hay varias causales, vinculadas en la mayoría de los casos a problemas con el manejo del producto, que van desde diagnóstico, aplicación y ajuste de dosis, o con el manejo de la tropa, antes y después del tratamiento", agrega César Fiel.


"En cuanto a diagnóstico, se suele confundir sarna con piojera, siendo que los dos cuadros y tratamientos son diferentes. También se suelen hacer aplicaciones intramusculares, cuando en realidad hay que asegurar la vía subcutánea, e incluso se llega a pérdidas y derrames de producto por aplicación indebida, y subdosificación que atenta contra la eficacia del inyectable. También es importante que los productos estén protegidos de la exposición directa a la luz solar, y que en su marbete indiquen expresamente su utilización para sarna psoróptica en bovinos, lo que indica que superó la prueba oficial de eficacia, de cien por ciento, y es muy recomendable utilizar productos de calidad reconocida", añade.


"El otro tema pasa por un manejo equivocado de la tropa, tanto al momento del encierre como posterior. Si no se trata la tropa completa, un solo animal que quede sin dosificar asegura el fracaso del tratamiento, convirtiéndose en fuente de infección con reaparición de casos clínicos en el término del mes pos tratamiento. Y aún en ese caso, hay que cuidar de no mezclar tropas hasta 2 semanas posteriores a la aplicación de los productos al 1% (y 4 semanas para los de alta concentración), debido a que la eficacia absoluta (100%) se alcanza poco antes de los 14 días pos tratamiento para los primeros y entre 21 y 28 días para los de alta concentración", enfatiza Steffan.


Como cierre los profesionales remarcan que la sarna de los bovinos se puede prevenir y hasta erradicar en los establecimientos ganaderos, si se implementa un programa basado en estas pautas mencionadas, uso adecuado de antisárnicos inyectables y el manejo apropiado de los animales tratados. Como recomendaciones generales, agregan que la sarna no se trasmite entre ovinos y vacunos, pero en el caso de ingreso de animales ajenos al sistema, deberían desparasitarse y estar aislados 2 semanas antes de incorporarlos al rodeo. También recomiendan evitar el contacto con hacienda vecina, a través del mantenimiento correcto de los alambrados linderos del campo. 


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